Pasado este paréntesis durante el cual unas obligaciones me impidieron el lujo de ponerme a elucubrar, retomo este hábito saludable…
Hace unos días me encontraba en Madrid y junto con mi pareja decidimos ocupar la velada en el cine para ver una película que nos parecía atractiva, concretamente La Red Social. A ambos nos interesa ver como evoluciona el mundo digital, las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) Internet y todo lo que comprende, incluidas las de redes sociales.
La película es realmente interesante y describe muy bien el origen de la red Facebook, aunque personalmente me llamó más la atención la representación de la personalidad de su creador y la de los que le acompañaron en su proceso…
Pero hoy me gustaría hablar de otro tema. Al llegar a la taquilla nos quedamos algo sorprendidos al ver que la película era en V.O.S. como mi acompañante se encuentra en una fase de aprendizaje exhaustivo del inglés, nos pareció una buena idea seguir adelante. A mi me recordaba una época lejana en la que estaba muy de moda en España ir a ver lo que se llamaba “películas de Arte y Ensayo” y que eran todas en su idioma original, si bien era una afición muy limitada a algunos círculos “progres” allá por los 70.
En Francia a finales de los 60 era una práctica normal en las salas de cine y como aficionada nunca me ha molestado el hecho de tener que ver una película con subtítulos, por eso siempre que puedo me gusta verlas en su versión original, disfrutando además de oír un momento de mi propio idioma, si son en francés, o dándome la oportunidad de mejorar el inglés…
Siempre me ha sorprendido como en España donde llevo mucho tiempo viviendo, las películas en V.O.S. nunca tuvieron demasiado éxito de público, lo cual es una pena, porque en la sincronización se pierden muchos matices, más de un@ se sorprendería al escuchar las auténticas voces de sus actores favoritos. Considero que la voz, -creo que ya he hablado de ello en alguna entrada anterior en este blog- es uno de los elementos importantes de la expresión de la personalidad, a través de ella se transmite mucho y si la reemplazamos por muy buena que sea la traducción, se pierde gran parte de la esencia del personaje y del trabajo del actor.
A modo de anécdota recuerdo la primera vez que ví una película traducida con el gran actor Jean Paul Belmondo, que tiene una voz muy característica con un toque burlón y sin embargo, en español le pusieron una voz grave y seria, que no me encajaba para nada con el actor y me desconcentró toda la película… lo mismo ocurre con varios actores ingleses y americanos, por ejemplo Sean Connery con su acento de Escocia...
Personalmente les animaría a que se aficionaran al ejercicio, ya se que en algunos casos puede resultar un poco incómodo tener que leer los subtítulos, pero por otra parte es excelente para mejorar un idioma cuando no se puede viajar...
Estamos en el momento de que los españoles empecemos el aprendizaje de la lengua inglesa sobre todo por la ventaja que nos ofrece la utilización online en internet.
ResponderEliminarSi muy bien pero cuando no comprendes la lengua y no tedejan el tiempo de leer pues te quedas en ayunas.Un beso.
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