viernes, 22 de diciembre de 2017

Final y comienzo de ciclo





Se nos acaba el año. Vuelven fechas significativas, pues es evidente que en nuestra cultura la Navidad y los festejos de fin de año son el referente que señala el final de una etapa de 12 meses y el inicio de otra con el nuevo año.

A lo largo de esos doce meses puede haber ocurrido de todo, desde lo mejor hasta lo peor, en estos casos el paso del tiempo puede ser como un rodillo que a veces nos cambia la vida para siempre. Para los que vivimos esa situación, en estas fechas llevamos muy mal las ausencias de seres queridos que ya no volverán y que toman forma en los recuerdos de momentos irrepetibles que reabren heridas y nos arrastran hacia un agujero negro ahogándonos un año más en el dolor.

El ambiente festivo y de frenético consumismo que nos asalta en cuanto salimos del remanso de paz de nuestra casa, nos obliga a vivir una especie de esquizofrenia controlada, ajenos a todo ello, ávidos de paz y de silencio en estos momentos para recordar la película de nuestros recuerdos, nos sentimos fuera de ese mundo incoherente que los demás viven con un optimismo a menudo ficticio como un enfermo bipolar en su fase maníaca antes de caer en la fase depresiva al iniciarse el nuevo ciclo y afrontar el inicio de un nuevo año.

Con la llegada del nuevo ciclo,  regresamos a la normalidad, vuelve la paz, el silencio a nuestro alrededor, con la rutina que hace más llevadera la herida, al menos hasta la próxima Navidad. Poco a poco nos reinventamos, con la ayuda de los seres queridos que nos rodean y nos apoyan, nos esforzamos por vestirnos un nuevo traje que adornamos con algunas nuevas ilusiones y proyectos que nos van a iluminar el trayecto durante estos  nuevos 12 meses.


Para este nuevo ciclo pido paz, salud y fuerza de voluntad para seguir adelante disfrutando del afecto de los que nos rodean. Lo mismo os deseo a todos.

Un cariñoso saludo.
Françoise

 

viernes, 1 de diciembre de 2017

Humildad - Cuento Zen





























A un visitante que a sí mismo se definía como "buscador de la Verdad" le dijo el Maestro: "Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas por encima de todo".

"Ya lo sé: una irresistible pasión por ella".

"No. Una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado".


viernes, 17 de noviembre de 2017

La escalera




Siguió caminando por el bosque y apareció una escalera de piedra en plena naturaleza, empezó a subir los peldaños húmedos y musgosos, cuidando de no resbalar. Más adelante se asomó sujetándose a la barandilla de piedra para ver un profundo barranco, oscuro, invadido por una vegetación cubierta de niebla que le impedía ver el fondo. El frío húmedo iba poco a poco calándole hasta los huesos, el olor a humedad se mezclaba con el olor de la vegetación putrefacta y le irritaba la garganta. Dudó, pero siguió un poco más. El paisaje se fue abriendo, apareció el cielo azul y el estruendo de una cascada se oyó a lo lejos, al acercarse, en un saliente de la pared rocosa pudo ver el templo, imaginó a la diosa en su interior con su sonrisa compasiva rodeada de velas encendidas y tuvo la sensación de percibir el olor a incienso.

Se quedó un largo rato mirando el espectáculo de la naturaleza intentando acercarse al espíritu de la Diosa; un ciervo cruzó el camino lentamente, ladeando la cabeza hacia él, entonces lo vio, un magnifico arco-iris saliendo de la cascada enmarcó el templo y supo que la diosa le había escuchado, que había esperanza…



viernes, 3 de noviembre de 2017

El Samurái y los tres gatos


Un samurai tenía en su casa un ratón del que no llegaba a desembarazarse. Entonces adquirió un magnifico gato, robusto y valiente. Pero el ratón, más rápido, se burlaba de el. Entonces el samurai tomo otro gato, malicioso y astuto. Pero el ratón desconfió de el y no daba señales de vida mas que cuando este dormía.
Un monje Zen del templo vecino presto entonces al samurai su gato: este tenía un aspecto mediocre, dormía todo el tiempo, indiferente a lo que le rodeaba. El samurai encogió los hombros, pero el monje insistió para que lo dejara en su casa. 
El gato se pasaba el día durmiendo, y muy pronto, el ratón se envalentono de nuevo: pasaba y volvía a pasar por delante del gato, visiblemente indiferente. Pero un día, súbitamente, de un solo zarpazo, el gato lo atrapo y lo mató.

¡Poder del cuerpo, habilidad de la técnica no son nada sin la vigilancia del espíritu!


viernes, 20 de octubre de 2017

El caminante



Cargado con su mochila, y apoyado en un nudoso bastón, viene caminando desde tierras lejanas acercándose a su meta.


La soledad es su compañera, una soledad aceptada y buscada para poder estar consigo mismo el mayor tiempo posible, aunque ocasionalmente y voluntariamente interrumpida por el contacto con otros viajeros con los que comparte amablemente alguna información e impresiones sobre el trayecto.

Muchos van guiados por su fe y alguna promesa hecha a un venerable santo. Pero él, solo se ha hecho una promesa a sí mismo, el Camino es la excusa, encontrar la paz interior es su meta, todo lo demás es accesorio, no le atraen ni los fastos, ni los rituales, ni las manifestaciones religiosas, por supuesto que las respeta, pero lo siente como algo superfluo, él sabe que la Paz general solo puede alcanzarse cuando cada ser humano alcance su propia paz y esté listo para actuar según su propia consciencia, sin que nadie le muestre el camino ni le dicte lo que tiene que hacer.

El camino, le permite  reorganizar y revisar toda su vida, esa meditación caminando durante días le va mostrando múltiples facetas de si mismo.
Cada encuentro, cada lugar, cada piedra del camino tiene algo que contarle, algo que resuena profundamente dentro de sí mismo, algo  nuevo que entender y aprender.

Porque todos los caminos tal vez no lleven a Roma, pero sí hacia nosotros mismos.

Camina en paz.





viernes, 6 de octubre de 2017

El niño y el anciano























Un día el pequeño Chiang se adentró en el bosque, y después de haber caminado mucho, vio una mísera casa de madera alrededor de la cual reinaba la más absoluta paz: ni una gallina, un cerdo o un gato.

Pensando que estuviera deshabitada, se acercó cautelosamente. Y cuál fue su sorpresa al ver por una juntura entra las tablas, a un viejo de barba blanca tendido en el lecho.

Entra niño, le dijo aquel viejo.

Y su voz era como de algodón, como si viniese de una nube.
Te he sentido llegar, al menos, desde un kilómetro. ¡Entra!

Chiang entró y preguntó:

¿Cómo es posible que tú, viejo como eres, me hayas oído de tan lejos?

Es que me estoy muriendo. Y cuando uno es viejo y ha vivido lo suficiente, conviene que se familiarice con la Muerte y el oído se le torna muy sensible, como el fino oído del leopardo. Por esto me he retirado aquí. Quien está muriendo no tiene necesidad de ver personas, ya ha visto bastantes. Las ha visto venir y pasar. Quien siente que va a morir sólo tiene necesidad de tranquilidad. No está bien que a un hombre en esta circunstancia se le busque y se le atormente con charlas y palabras vanas. Conviene pasar de largo por la puerta de su casa, como si fuese la habitación de nadie…
Pero tú me has invitado a entrar, objetó tímidamente Ciang.

 Es verdad -dijo el viejo en un susurro-, pero sólo porque tenía nostalgia de una sonrisa. ¿Me la quieres dar?

Chiang sonrió levemente. El viejo sabio se durmió para siempre.

Cuento chino



viernes, 22 de septiembre de 2017

Las llaves























Hace algún tiempo me he visto inmersa en situaciones que tenían que ver con las llaves y ya sea por mi curiosidad innata, por deformación profesional o por aquello de la sincronicidad, llegó un momento en que no tuve más remedio que indagar y meditar sobre el simbolismo de las llaves en este momento de mi vida para tratar de entender lo que estaba pasando, si es que había una explicación posible, más o menos subjetiva.

Un día se me olvidaron las llaves donde no debía, afortunadamente alguien atento y honrado las recogió y amablemente me las devolvió, al poco tiempo se me cayo el llavero con todas mis llaves por el hueco del ascensor, teniendo que recurrir a unos vecinos y finalmente aun técnico que amablemente me resolvió el problema, pasados unos días se cambiaron las llaves de unas puerta comunes, tuve que  deshacerme de varias llaves que ya no  servían y por último, al ir a  recoger el correo se me rompió la llave del buzón! Demasiadas coincidencias en poco tiempo, como para que no resonara en mi mente un timbre de alarma.

Desde la perspectiva simbólica se entiende que la llave es un principio que nos permite alcanzar cierto conocimiento. Cuando soñamos con llaves surgen muchas interpretaciones, sujetas siempre a nuestra propia situación,  experiencia y crecimiento personal. Esencialmente cualquier situación  en la que esté en juego una llave se asemeja a una necesidad de poder o de control, ya sea de controlar o reforzar algún aspecto de nuestra vida que sentimos se nos escapa y nos produce un profundo sentimiento de desamparo, si perdemos la llave, por ejemplo. Si nos la entregan, la encontramos o adquirimos una nueva puede reflejar la necesidad de asumir nuevas responsabilidades.

Resumiendo, después de juntar todas las piezas entendí que estas situaciones de perdida de llaves que no habían tenido serias consecuencias, gracias a las ayudas recibidas, me estaban dando un serio toque  para volver a centrarme, a retomar el control de mi vida, que lleva un tiempo a la deriva, con las nuevas llaves que me entregaron me señalaban la necesidad de abrir nuevos caminos aprovechando mis conocimientos y poner al día mis contactos y comunicaciones que andaban tan oxidadas como la llave que se me rompió en el buzón.

Me ha parecido oportuno compartir esta experiencia por si os ocurre, que tengáis una guía para poder sacar algún provecho de estos avisos que a veces nos manda el Universo para orientar nuestra vida.
Suerte.

Françoise Mascaraque


viernes, 8 de septiembre de 2017

Leyenda japonesa : el monje y el Tao Te King



Cuenta una leyenda japonesa que cierto monje, entusiasmado por la belleza del libro chino Tao Te King, decidió recolectar fondos para traducir y publicar aquellos versos en su lengua patria. Tardó diez años en conseguir el dinero suficiente.

     Fue entonces que una peste asoló su país, y el monje resolvió usar el dinero para aliviar el sufrimiento de los enfermos. Pero en cuanto la situación se normalizó, de nuevo se dedicó a recaudar la cantidad necessaria para publicar el Tao.

     Pasaron otros diez años, y cuando ya se preparaba para imprimir el libro, un maremoto dejó a centenares de personas sin hogar.

     El monje nuevamente gastó el dinero en la reconstrucción de casas para los que habían perdido todo. Pasaron otros diez años, volvió a recolectar dinero, y finalmente el pueblo japonés pudo leer el Tao Te King.

     Dicen los sabios que en verdad este monje hizo tres ediciones del Tao: dos invisibles y una impresa. Él mantuvo la fe en su objetivo sin dejar de prestar atención a sus semejantes.



viernes, 25 de agosto de 2017

Quitar la campanilla al tigre





En el siglo X, el eminente monje Fa-Yan dirigía un templo budista que se alzaba cerca de una ciudad del sur de China. En ese mismo templo vivía el honesto monje llamado Tai-Quin, que era despreciado por ser un poco descuidado.

Una vez, después de las oraciones diarias, Fa-Yan preguntó a sus hermanos de monasterio:

— Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?

Todos se quedaron perplejos, pues desatar la campanilla del cuello del tigre sería una temeridad. El tigre es una animal muy temido en aquellas latitudes. Es imposible que una persona pueda acercarse a su cuello para quitarle un cascabel. Por este motivo, aunque pensaban y pensaban, nadie se atrevía a dar una respuesta válida.

En ese momento entró el monje Tai-Quin, y el eminente religioso repitió la pregunta.

El monje que acababa de entrar respondió con la punta de la lengua:

— La campanilla debe ser desatada por quien la hubiera atado.

Esta frase se tornó en un proverbio para el pueblo, por eso en China la gente no dice: “Debe resolver el problema quien lo creó”, sino que utiliza el dicho “la campanilla debe ser desatada por quien la ha atado”.

Una de las primeras muestras de coherencia que siempre deben dar las personas es ser responsables de sus actos.

Popular chino
 




viernes, 11 de agosto de 2017

Tribulación - Cuento Zen


"Las calamidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación", dijo el maestro.

Y lo explico del siguiente modo:

"Había un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio... hasta que, llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas".

Y concluyó el Maestro: "Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar".