viernes, 27 de abril de 2018

Los gatos



Según el budismo, los gatos son unos seres iluminados que transmiten paz y tranquilidad, también se afirma que aquel que no mantiene una buena relación con su propio inconsciente es incapaz de conectar a fondo con un gato o de entender sus misterios.

Existe en Tailandia una preciosa leyenda basada en el budismo Theravada (budismo del linaje y de los antepasados) que figura en “El libro de los poemas del gato” Tamra Maew, conservado en la biblioteca Nacional de Bangkok.

Cuenta esta leyenda que cuando una persona que había alcanzado un alto nivel espiritual fallecía, su alma se fundía pacíficamente en el cuerpo de un gato. Esa vida era breve, lo que duraba la vida de un gato, pero al final el alma sabía que iba a alcanzar la Iluminación.

Además de esta creencia, el pueblo tailandés tenía una curiosa costumbre.

Cuando fallecía un familiar, se le enterraba en una cripta junto con un gato vivo, dejando no obstante un agujero en la cripta por donde podía salir el animal y cuando éste lo hacía, las gentes sabían que el alma de su ser querido se encontraba dentro del gato… De esta forma alcanzaban la libertad la paz y la espiritualidad que podía guiar al alma por su siguiente camino hacia la Ascensión.

Suele decirse que los gatos son como pequeños monjes que se pasan el día meditando y son capaces de proporcionar armonía en el hogar.

Algunas ordenes budistas (Fo Guang Shan) consideran que son como personas que han alcanzado la iluminación.

En cualquier caso los que convivimos con ellos sabemos que los gatos son seres libres que beben cuando tienen sed, comen cuando tienen hambre, duermen cuando tienen sueño y hacen todo aquello que tienen que hacer sin preocuparse de agradar a nadie. Piden caricias cuando les apetece, pero también saben estar junto a su humano cuando éste pasa por un momento crítico, lamiéndole las manos y ronroneándole en el regazo.

Son leales, fieles, afectuosos aunque sus manifestaciones de afecto son íntimas y sutiles y resultan verdaderamente profundas, les gustan y disfrutan de la compañía de personas tranquilas y capaces de interiorizar, pero huyen del ruido, la tensión y el bullicio.

Los gatos son seres especiales, sus miradas nos transportan hacia mundos interiores, sus curiosos movimientos nos recuerdan posturas de yoga, mostrando elegancia y equilibrio.

Los queremos y los admiramos aunque a veces parece que se crean auténticos dioses, como de hecho lo fueron en tiempos del antiguo Egipto, pero es algo que les otorgamos con  indulgencia y cierto orgullo. ¿A quién no le gusta convivir con un ser divino…?

Sigmund Freud decía que “el tiempo que pasamos con los gatos no es jamás una pérdida de tiempo”.

Françoise Mascaraque


viernes, 13 de abril de 2018

Egoïsmo




El Primer Ministro de la Dinastía Tang fue un héroe nacional por su éxito como estadista y como líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y salud, se consideraba un humilde y devoto Budista.

A veces visitaba a su maestro Zen favorito para estudiar con él, y parecía que se llevaban bien. El hecho de ser primer ministro parecía no afectar su relación, que parecía ser la de un venerado profesor y un respetuoso alumno.

Un día, durante su visita usual, el Primer Ministro le preguntó al maestro:

- "¿Su Reverencia, qué es el egoísmo de acuerdo al Budismo?"

La cara del maestro se volvió roja, y con una voz condescendiente e insultante, le respondió:

- "¿Qué clase de pregunta estúpida es esa?"

Esta respuesta inesperada impactó tanto al Primer Ministro que se quedó callado y furioso. El maestro Zen sonrió y dijo:

- "ESTO, Su Excelencia, es egoísmo".