viernes, 29 de agosto de 2014

La negatividad

















Un grupo de discípulos le preguntó una vez a su maestro Zen:
¿De dónde viene el lado negativo de nuestra mente?.
El maestro se retiró un momento y enseguida regresó con un gigante lienzo en blanco. En medio del lienzo había un pequeño punto negro. 

¿Qué ven en este lienzo?- preguntó el maestro.
Los discípulos respondieron, un pequeño punto negro.
El maestro dijo: Ese es el origen de la mente negativa. Ninguno de ustedes ve la enorme extensión blanca que lo rodea.

Cuento zen


viernes, 22 de agosto de 2014

El vaso de agua


Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta:
¿Está medio lleno o medio vacío? … Sin embargo, preguntó: 

–¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve”.
Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua”. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”

Importante. ¡¡Recuerda soltar el vaso.!!


viernes, 15 de agosto de 2014

¿Podemos cambiar a los demás?


Todos sabemos lo frustrante, molesto y a veces desquiciante que puede llegar a ser convivir con algunas personas de hábitos, actitudes, pensamientos o comportamientos que chocan con nuestra forma de ser y estar, cuantas veces hemos deseado o incluso intentado cambiarlos, sin éxito desgraciadamente.

Y es que nadie quiere que le cambien sus costumbres ni su vida por muy aberrantes, insanas o inadaptadas que nos resulten. Sin embargo, lo que sí podemos cambiar son :

Nuestras reacciones a su conducta, por ejemplo, si esta nos resulta molesta, podemos centrarnos en buscar el lado bueno de esa persona, sus cualidades, en lugar de centrarnos en sus defectos y también podemos cambiar nuestras expectativas  sobre ella.

En lugar de pretender cambiarla podemos proponerle algún tipo de ayuda, mostrarle con nuestra conducta algo que pueda servirle para reaccionar en un sentido positivo, pero sin exigirle que lo haga… a veces funciona.

Ser un ejemplo, si no sentimos incómodos por alguien que muestra siempre cara de enfado, en lugar de devolverle la misma cara, seamos amable, mantengamos la calma y una actitud cariñosa co esa persona.

Probemos también a cambiarnos nosotros mismos ¿no es nada fácil, verdad? Probemos a cambiar la dieta o la forma en que reaccionamos ante los demás, por supuesto que es factible, pero bastante desagradable. Entonces, si no es fácil cambiarnos a nosotros mismos, como vamos a esperar cambiar a otros y sentir  frustración si no lo hacen… ¿Porqué tendrían que cambiar los demás y nosotros no? ¿No sería más fácil adaptarnos a la realidad del mundo que nos rodea en lugar de esperar que el mundo se someta a nuestros deseos?

Centrémonos pues en estos  aspectos en lugar de intentar cambiar a los demás, nos sentiremos mucho mejor, y nuestra relación con los demás también  mejorará. Realmente merece la pena.


viernes, 8 de agosto de 2014

Vivir como las flores


 - Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? 
Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. 
Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro. 

- ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro. 

- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo. 

- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, 
señalando unos lirios que crecían en el jardín. 
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. 
Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y 
saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. 
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. 
Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. 
Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse…
Ejercita entonces, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera 
y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Cuento Zen


viernes, 1 de agosto de 2014

Perlas de sabiduría





Había una vez en el lejano Oriente un hombre considerado muy sabio. Un joven viajero decidió visitarle para aprender de él.
-Maestro, me gustaría saber cómo llegar a ser tan sabio como usted...

-Es realmente sencillo, -le dijo- yo solo me dedico a descubrir perlas de sabiduría. ¿Ves aquel gran baúl de perlas?
-Sí.
-Son todas las que he acumulado durante mi vida.
-Sí pero... ¿dónde puedo encontrarlas?
-Están en todas partes. Es cuestión de aprender a discernirlas. La sabiduría siempre está preparada para quien esté dispuesto a tomarla. Es como una planta que nace dentro del hombre, evoluciona dentro de él, se nutre de otros hombres y da frutos que alimentan a otros hombres.
-Aaahhhhh, ya, ya.... Lo que me está diciendo es que tengo que ir descubriendo lo que hay de sabio en cada
persona para crear mi propia sabiduría y compartirla con los demás...

En aquel momento, las palabras de aquel joven parecía como si se fueran formando una pequeña nube de vapor de agua que se condensaba hasta solidificarse en una pequeña perla. Inmediatamente el maestro la recogió para ponerla junto al resto de perlas.
El maestro le dijo:
-Realmente, mi única sabiduría es recopilar estas perlas para después saber utilizarlas en el momento oportuno.

Anónimo