viernes, 3 de octubre de 2014

¿Puede lo virtual convertirse en metafísico?




Acabo de ver HER, la película dirigida por Spike Jonze y magníficamente protagonizada por Joaquín Phoenix, una película original que podríamos catalogar de ciencia ficción-romántica, aunque tiene visos de muy cercana realidad teniendo en cuenta la velocidad a la que nos tienen acostumbrados las novedades tecnológicas. La película me ha parecido realmente apasionante ya que ofrece un tema de reflexión muy interesante en el punto en el que nos encontramos en cuanto a humanidad más o menos evolucionada.

Describe la vida de un hombre solitario que es escritor de cartas de tipo sentimental para un servicio de correo electrónico y que se encuentra inmerso en una situación de reciente ruptura de pareja, en pleno proceso de divorcio que no logra asimilar y que dedica la mayor parte de su tiempo libre a jugar con video juegos. Un Buen día adquiere un nuevo sistema operativo para su ordenador cuya inteligencia artificial es capaz de desarrollar un nivel extraordinario de empatía con su dueño, acompañándolo en todo momento y adelantándose a sus necesidades y deseos tanto mundanos como íntimos, hasta llegar a establecerse entre ambos una relación  amorosa.

Sin embargo, esto no queda ahí ese sistema operativo se alimenta y evoluciona constantemente nutriéndose de las emociones, sentimientos y sensaciones de los humanos e interactuando con otros sistemas operativos similares, que se realimentan e investigan juntos, llegando a explorar la naturaleza profunda y el amplio abanico  de las diversas formas del amor, con alusiones a la obra del gran Allan Watts y logrando que esa tecnología a la que actualmente algunos tanto temen insistiendo en que nos aísla de los demás, en este caso consigue conectar a todos devolviéndoles su humanidad, con lo cual lo virtual se convierte en metafísica y permite a los humanos seguir su camino evolutivo para encontrar la verdadera naturaleza de la realidad, el crecimiento de la consciencia, la búsqueda de la felicidad, las cuales no tienen porque estar reñidas con el conocimiento científico.

Les recomiendo la película y ¡Ojalà! que este planteamiento de ficción funcione como una profecía autocumplida!


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