viernes, 20 de junio de 2014

Lanzarote


Hace un par de semanas re-visitamos esta isla tan peculiar del archipiélago canario aprovechando un fin de semana para relajarnos.


Para mi fue un placer poder fotografiar todos esos paisajes como de otro mundo, con una extraordinaria variedad dentro de una pequeña isla cuyas casa están todas pintadas de blanco. Paisajes volcánicos áridos y agrestes, que sugieren una forma de vida ruda y muy difícil que posiblemente por sus carencias obligan a aguzar el ingenio de  sus gentes que han sabido aprovechar para cultivar unos vinos de increíble calidad y especial dulzura como los malvasía dulces en la zona de Masdache y la Gería. Costas como las del sur bordeadas de acantilados batidos por los vientos y las olas del mar cerca del pueblo de El Golfo, donde el ingenio de sus gentes aprovechando lo único que tienen, le ha llevado a extraer la sal del océano en sus extensas Salinas. También pudimos ver hermosas playas salvajes cerca de la Punta del Papagayo.

En el norte, playas de arena blanca y la cercanía de una joya : la isla Graciosa donde no se ve apenas vegetación salvo unos matorrales azotados por los vientos, una bellísimas playas salvajes de arena blanca y aguas de color turquesa, donde se puede uno sentir en perfecta comunión con la naturaleza ya que solo hay el cielo, el mar y la arena.

Es un lugar donde gustan de retirarse algunos artistas como el gran Cesar Manrique, tristemente desaparecido mucho antes de tiempo que dejo en la isla una huella profunda con su exuberante creatividad y sin embargo perfectamente sostenible e integrada en el medio así como José Saramago premio Nóbel de Literatura que buscó en el pueblo de Tías la inspiración para crear  algunas de sus obras.

La experiencia de estos breves días ha sido muy grata, además por el carácter de sus gentes tanto nativos como foráneos afincados, que son amables, serviciales y con un gran sentido del humor, lo cual que nos ayudó sobrellevar algunas frustraciones a la hora de circular por carreteras y caminos que no siempre indican adecuadamente las direcciones.

En fin un lugar muy adecuado para aquellos que no temen la soledad ni el aislamiento que les proporciona la paz y el recogimiento que fomenta la inspiración.

Volveremos.

 En la Fundación Cesar Manrique en Tahiche
 Viñedos en Masdache
 Caleta de Sebo en la Isla Graciosa
 Playa de La Francesa en la Isla Graciosa
 Salinas de Janubio
El Golfo

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