viernes, 27 de julio de 2012

Simplifica-te

 En la Facultad, descubrí la navaja de Ockham, el principio de economía o parsimonia. “Es un principio metodológico y filosófico atribuido a Guillermo de Ockham (Siglo XIII) según el cual cuando dos teorías en igualdad de condiciones  tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja”. Esto es un principio que si bien rige el método científico, no siempre es cierto. Sin embargo, aplicado a casos prácticos esta filosofía suele ser perfectamente válida, a mi personalmente me encantó ya que me parecía que encajaba muy bien dentro de la filosofía minimalista.

Otra formula que me gusta y que usan mucho los informáticos cuando elaboran sus programas, es el principio KISS, del inglés “Keep it Simple, Stupid” (¡Manténlo simple, estúpido!).

Uno de los principios del minimalismo está precisamente en Simplificar, lo cual es precisamente eso, hacer las cosas de la forma más sencilla posible. Reducir el proceso, la perdida de tiempo y de espacio, cambiar nuestros hábitos para encontrar nuevas formas más  simples de hacer las cosas o de vivir.

Para ello podemos  pararnos y pensar en cómo hacemos las cosas, cuanto tardamos en hacerlas e ir acortando pasos o actividades que se puedan omitir o eliminar por completo, ya que no son necesarias.

Empecemos por eliminar la saturación, todas esas actividades que sentimos que “tenemos que hacer”. Tal vez cuando empezamos a hacerlo fuera necesario pero ahora que conocemos algunos atajos, ya no lo es y nos estamos complicando la vida.

El hecho de simplificar es muy necesario cuando tenemos que de cumplir con ciertos objetivos y metas en la organización de nuestro trabajo. Si conseguimos definir claramente esos objetivos podemos  trazar una hoja de ruta que indique claramente los pasos que tenemos que dar para conseguirlos. Esto que parece tan obvio y de sentido común, con frecuencia al ver los problemas que se me plantean en consulta no parece tan evidente cuando una persona está agobiada por una serie de problemas y se siente incapaz de priorizar y enfocarse en lo que realmente es importante para ella.

El proceso de simplificación es aplicable a casi todo  en nuestras vidas desde la organización del trabajo, ya sea  para un empresario, una ama de casa, en las aulas, en las compras, con la maleta para las vacaciones, etc…

¿Como podemos empezar ya  a hacerlo?
  •   Podemos acostumbrarnos a dejar siempre las cosas que debemos llevar en un mismo lugar, el bolso o cartera, las llaves, el teléfono, las gafas… etc., lo mismo para las cosas que llevamos al gimnasio o la piscina, el chandail, el bañador, la toalla, las chanclas, las zapatillas, etc…
  •  Usar la agenda para organizar el trabajo y las citas, programando  un aviso sonoro para  no llegar tarde.
  • Podemos enseñar a los niños a que dejen su maleta del colegio preparada por la noche y el uniforme o la ropa lista antes de acostarse. 
  • Etc...
De esta forma saldremos más relajados ya desde por la mañana, sin necesidad de perder tiempo en buscar las cosas con prisas. Poco a poco, iremos encontrando soluciones más practicas para resolver asuntos o acciones de diario, haciéndolas cada vez más simples y con ello dispondremos de más tiempo para  alguna actividad lúdica que nos propongamos.



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