viernes, 27 de abril de 2012

Años para aprender


La vejez no está de moda y tiene mala prensa, a pesar de que en las sociedades occidentales son cada vez más los mayores y las previsiones apuntan que a lo largo de este siglo seguirán incrementándose.

En las culturas antiguas los viejos eran las personas mas respetadas y escuchadas, existían Consejos de Ancianos que ponían a disposición de la tribu o la comunidad toda su experiencia, todos sus conocimientos y su sabiduría, para ayudar a resolver los problemas que afectaban al grupo. Sin embargo, ahora en nuestras sociedades avanzadas, a los viejos se tiende a infantilizarles, se les aparta de la vida activa de la sociedad y se les deja durante horas viendo telebasura, con lo cual llega un momento en que ya no se puede tener  una conversación medianamente lúcida con ellos 

También se les ingresa en residencias de mayores. Si bien es verdad que en algunos casos están enfermos y a la familia no le queda más remedio que recurrir a los cuidados de la residencia. Pero en otros, esto va en contra de la voluntad del mayor que al verse alejado de sus rutinas y su medio ambiente habitual acaba enfermando de depresión en ese lugar. Afortunadamente, este último caso se va dando cada vez menos, gracias a los estragos  económicos de la Crisis y al alto precio de las residencias (no hay mal que por bien no venga…).

En otros casos, al llegar a la edad de la jubilación la persona se estanca, se planta y al  asumir que ya no es productivo, entra en una fase de involución pero sobretodo, por lo que he podido observar, es la manifestación del miedo y de la falta de autoestima lo que les impide emprender nuevas actividades, nuevos retos, por miedo a fallar, a no estar a la altura, con la excusa de que a sus años ya no pueden  aprender nada nuevo. 

Esto es muy frecuente en las sociedades patriarcales, donde todavía impera la competitividad y el machismo, a las claras o soterrado, que ha quedado grabado a fuego en las consciencias de los hombres y de la mujeres -sobre todo aquellas que a pesar de haber tenido  el papel encomiable de  ama de casa han trabajado toda su vida en la sombra sin recibir ningún reconocimiento social y a veces incluso familiar- aceptando la supuesta “inferioridad de la mujer”. El mecanismo es un círculo vicioso : el hombre llega a una edad en la que se siente excluido de la vida activa laboral, pierde sus referencias en cuanto a lo siente que es y lo que representaba su trabajo y se infravalora; la mujer que en ese momento podría recibir la ayuda de su marido para tener menos trabajo en casa y poder disfrutar juntos del tiempo libre de que ambos disponen, sigue con su rutina de cargar con todo y por su carácter domado en la sumisión, considera que si su marido es incapaz de aprender algo nuevo, ella menos aún, de ahí que ella también se niega a aprender. Con lo cual los dos se quedan colgados y huyen de sí mismos cayendo en el síndrome de “abuelos esclavos” de los hijos y de los nietos, se sobrecargan de tareas que no les corresponden por temor a que les den de lado y/o por sentirse útiles, o también porque los hijos no saben o no pueden resolver sus problemas y son los mayores quienes incluso tienen que ayudarles con su pensión … Esto  por desgracia se da actualmente en más casos de los que parece hasta que acaban estresados y exhaustos. Estos mayores que la sociedad ha apartado, tienen sin embargo un papel en la misma que es más que necesario, aunque nadie ni los políticos, ni los propios beneficiarios acaben de aceptarlo y reconocerlo.

Volviendo al tema de la capacidad de aprender está demostrado científicamente que se puede seguir aprendiendo durante toda la vida, y no solo hasta la edad de la juventud, gracias a la plasticidad neuronal el cerebro tiene capacidad para desarrollar nuevas conexiones entre neuronas que nos permiten incorporar más y más conocimientos y experiencias a lo largo de toda la vida. A menos que una persona padezca una enfermedad que afecte directamente a su cerebro, cualquiera puede aprender cualquier cosa, a cualquier edad, basta con tener la suficiente motivación, las ganas de hacerlo.

Precisamente ahora que la vida se nos está alargando considerablemente, especialmente en España que es uno de los países donde es más elevada, la esperanza de vida rondaba en 2010, los 82 años para  las mujeres y unos años menos para los hombres, si bien esta edad  se va incrementando cada año, al igual que el número de las personas que alcanzan los 100 años de vida. Los mayores disponen de un montón de años para aprender y hacer todas aquellas cosas que no pudieron cuando eran más jóvenes y les tocaba trabajar. 

Por eso los que se jubilan ahora con 65 o 67 años, ¿qué van a hacer durante cerca de 20 años o más que les queda aún por vivir? Disponen de tiempo, basta con organizarse un poco y da para mucho. De modo que hay que animarles a rescatar aquellas ilusiones de su juventud de viajar, de aprender un idioma, de pintar, de tocar algún instrumento, etc…, sin competir, única y exclusivamente por puro placer, por diversión y también por mantener su salud mental, además de participar en la sociedad .

(Continuará)



3 comentarios:

  1. Es cierto que en los tiempos que corren existe cierto rechazo y perjucios sobre la vejez. Como bien dices, no deberíamos olvidar que el ser anciano tanto en la prehistoria, en todas las culturas antiguas era considerado un bien de incalculable valor. Los ancianos muy respetados y consideradas personas muy sabias transmitian todo su saber a los jóvenes a travéz de relatos, cuentos etc...y tenían un papel activo e importante dentro de la comunidad.
    Yo mientras pueda seguiré aprendiendo y escuchando su sabiduría.

    Bonita y necesaria iniciativa la que estaís realizando. Felicidades.

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  2. Es verdad que tienes una manera de decir las cosas para animarnos a movernos y no quedarnos como una verdurita que esta esperando que llege su hora.Hay tanto para aprender,en que tarde un poco mas de tiempo me estoy atreviendo a muchas cosas.Merci,Merci.Grosses bises.

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