viernes, 18 de junio de 2010

Turquia

Atardecer en el Bósforo
Hace mucho tiempo que deseaba visitar este país. Recuerdo que era aún adolescente cuando tocó estudiar un texto de un poeta francés, si no recuerdo mal era alguno de esos genios de la literatura francesa de la generación del Parnaso… el poema que hablaba de Estambul y describía la belleza de un atardecer en el Bósforo, ese puente geográfico entre oriente y occidente y no sé si fue por lo exótico del nombre de Estambul y sus anteriores denominaciones Bizancio, Constantinopla… pero el caso es que se quedó grabado en mi mente hasta hoy, y estos días he podido comprobar al caminar por sus calles, navegar por fin por el Bósforo, que es una ciudad fascinante, un hervidero de gentes, unos 18 millones de personas viven en esta ciudad tremendamente cosmopolita y tolerante, al menos esa es la percepción que he tenido, en cuanto a razas, nacionalidades y religiones.

Por fin, he tenido la suerte de poder visitar el país, al haber estado ya en varios países del Norte de África, pensé que iba a ser algo más de lo mismo y la verdad es que me llevé una sorpresa, Turquía es un país tremendamente verde, sus tierras están llenas de cultivos de todo tipo, hay agua en abundancia y sus gentes son muy abiertas y trabajadoras.

El circuito turístico nos permitió conocer las distintas etapas de la historia y creación del país, desde épocas muy anteriores a los hititas pasando por la creación de su actual república creada hacia mediados del siglo pasado por Ataturk, hasta el siglo XXI, a través de varios museos donde tienen abundantes y auténticas joyas arqueológicas de épocas muy remotas incluso anteriores al neolítico, también tuvimos la oportunidad de visitar iglesias y construcciones de los primeros cristianos que habitaron por la región de Capadocia, hasta las omnipresentes mezquitas artísticamente decoradas. El paísaje pintoresco, fascinante y curioso con sus formaciones rocosas moldeadas por los elementos, especialmente en los valles de Goreme y Zelve, con sus ciudades trogloditas de varios pisos, así como los restos de las magnificas ciudades greco-romanas de Hierapolis, Afrodisias y Efesos, sin olvidar las columnas de algodón de Pammukale, ni las joyas arquitectónicas de Estambul como son la Mezquita Azul, la Basílica de Santa Sofía y los palacios Topkapi y Dolamabaçe. También pudimos disfrutar de un espectáculo lleno de colorido, ritmos y arte con bailes propios del país, los bailes rituales de los derviches y la sensualidad de la danza del vientre.

Paseando por el Gran Bazar yo intentaba imaginarme como fue aquel lugar hace unos siglos, cuando llegaban las caravanas de mercaderes de oriente y de occidente, gentes de distintas razas, culturas, idiomas diferentes que intercambiaban todo tipo de productos así como también conocimientos, me puse a alucinar con todo ello, hasta que me di cuenta que deambulando por las calles de la medina habíamos llegado al bazar de las especies, donde una sinfonía de olores, colores, sonidos nos llegaban de todas partes. Ya cansados, pudimos sentarnos en esos pequeños taburetes a la sombra de las murallas para saborear un delicioso e intenso café turco.

Mezquita Azul de Estambul
Biblioteca de Celcius en Efesos
Danza ritual de los Derviches
Casas trogloditas en Capadocia
Chimeneas de Hadas en Goreme (Capadocia

Representación de la Diosa Madre, Figura de la Era Neolítica
Museo de las Antiguas Civilizaciones de Anatolia en Ankara

Danza del vientre
Especies


2 comentarios:

  1. Viaje muy interesante. Conocer otros paises, otras costumbres, otras culturas, enseña a darnos cuenta de que no estamos solos y que existen otras formas y otras maneras de convivir.

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  2. C'est une merveille tout ce que tu nous raconte de ce pays et c'est tellement bien expliqué on s'imagine faire partie du voyage comme dans un rêve on s'y voie.
    Grosses bises

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