sábado, 26 de junio de 2010

Amores


“Nuestra única defensa contra la muerte es el amor.”

Lo dijo José Saramago insigne escritor, residente en una isla vecina, que nos dejó la semana pasada. Fue un hombre valiente en la expresión de sus sentimientos y pensamientos. Descanse en paz.

En cuanto al amor, se puede presentar bajo muchas formas. Creo que simbólicamente lo que mejor lo describe es la luz o el fuego. Su aspecto más anhelado e idealizado es por supuesto el amor-pasión, ese amor humano que primero despierta, vivifica y finalmente enloquece, y puede llegar quemar todo lo que nos rodea y a destruirnos al menos por un tiempo, ya que el ser humano tiene la capacidad de renacer de sus cenizas amorosas para volver a quemarse una y otra vez hasta llegar a convertirse en un auténtico diamante o quedar convertido en un trozo de carbón… así es la vida algunos aprenden de sus experiencias y otros no son capaces de salir de un círculo vicioso infernal.

El otro tipo de amor que muchos anhelan es de carácter espiritual, el amor universal aquel que alcanzan los maestros espirituales, que son capaces de obrar milagros y de expresar sólo con su presencia un amor incondicional hacia toda la humanidad.

Muchas veces me he encontrado con personas cuya obsesión es perseguir y alcanzar ese tipo de amor, desgraciadamente en su mayor parte, lo único que hacen es renegar y reprimir su lado oscuro, bajo un barniz de aparente bondad y compasión, esto es muy peligroso porque el lado oscuro tiene mucha fuerza y cuando se le reprime, siempre busca la manera de salir por donde uno menos se lo espera y en la forma y lugar menos oportunos. Somos humanos y lo primero que podemos hacer es reconocer y aceptar de forma consciente nuestro lado oscuro y a partir de ahí, tratar de buscarle cauces que le permitan transmutarse y manifestarse de forma positiva y constructiva, con esfuerzo, con perseverancia y sobre todo con humildad. Sólo entonces seremos capaces de conectar con fuerza con nuestro lado más luminoso y acercarnos a ese amor incondicional y universal.

Entre estos dos extremos hay muchas formas de amor como ya he dicho, está entre otros la amistad que es una forma de amor incondicional que une a unas personas que se prestan apoyo mutuo; el amor paternal/maternal que también es incondicional enfocado hacia la propia prole que puede ser positivo si los padres consiguen mostrar adecuadamente su afecto y guiar con unas pautas adecuadas el crecimiento filial, es decir si saben controlar bien el fuego sin dejar que se convierta en un fuego devorador, ni tampoco sofocarlo hasta apagarlo.

Finalmente para no extendernos demasiado, está el amor humano puramente dicho, que al igual que un buen fuego empieza con unas chispas que luego se convierten en unas grandes, fascinantes y envolventes llamaradas y poco a poco, con el paso del tiempo van bajando de intensidad hasta convertirse en unas ardientes brasas que duran y duran y esas brasas se van extendiendo, calentando todo lo que hay alrededor, son las que suelen dar el mejor calor …

Con un amor así de cálido, no me preocupa la muerte.

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