viernes, 17 de julio de 2015

Un mundo feliz





















Estos días me ha dado por re-leer la obra de Aldous Huxley Un mundo feliz. Esta novela ya la leí siendo muy joven al final de mi adolescencia y recuerdo que ya en su momento me dejó una profunda huella, pero entonces en mi  inocencia pensé que la ciencia ficción era sólo eso, ficción. En esta nueva lectura al cabo de muchos años, después de haber leído mucho, aprendido algo y vivido bastante, la verdad es que mi percepción de la obra es muy  diferente.

En un mundo en crisis en el que estamos todos inmersos me maravilla la anticipación del autor que escribió la novela en 1931 y que supo captar la esencia del ser humano desde la visión de su mundo, que salía de una primera guerra mundial y donde despuntaban avances científicos de dudosas aplicaciones.

No quisiera descubrir – o como se dice ahora hacer un spoiler - del texto para los que no lo conocen y que bien merece la lectura. Pero sí recordar que independientemente de la manipulación genética en la que se basa la novela para  describir todo un sistema de castas de los grupos, que me cuesta llamar humanos, adiestrados en hábitos obsesivos y compulsivos. Llama la atención su descripción de la manipulación emocional mediante instrucciones hipnóticas implantadas desde la infancia y el machaqueo constante de lo que se debe hacer y no hacer según las directrices de unos dirigentes, igualmente manipulados por cierto, de ese mundo que vigilan donde todo se hace de forma muy estructurada en pos de una supuesta felicidad, pero con una falta total de libertad. La educación, eso sí muy parcial esta destinada a la categoría más alta, la búsqueda de conocimiento esta desacreditada y se fomenta mucho más la diversión, el sexo y el deporte así como el uso de drogas.

En el fondo es muy parecido a lo que está sucediendo en nuestro mundo en crisis donde algunos grupos  desde las esferas del poder ejercen presión sobre el resto de los mortales creando subgrupos que van manipulando y utilizando a su antojo y en función de sus necesidades. Se desvaloriza la educación, se dificulta el acceso a la sanidad, se menosprecia el envejecimiento, se ensalza el hedonismo y la vulgaridad, se crean o se mantienen países enteros en situación de subdesarrollo para poderles explotar mejor, etc...

No obstante, en el momento presente disponemos de redes sociales a través de Internet, posiblemente uno de los pocos resquicios de libertad que permiten estar al tanto instantáneamente de cualquier cosa que suceda en el mundo, estar conectados, descubrir acciones fraudulentas, corruptas o injustas, apoyarnos y poder expresarnos. Pero ya algunos países han empezado a cerrar esa posibilidad, e incluso los países supuestamente democráticos están viendo la forma de controlarlo, haciendo que toda esa información a la que accedemos de forma instantánea y gratuita o casi, se convierta en un artículo de lujo por el cual haya que pagar mucho más, y volvemos a lo de siempre anulando a los más desfavorecidos y beneficiando a los más pudientes.

Por todo esto viendo como se están poniendo la cosas, creo que es necesaria una valiente y honda reflexión para decidir sobre lo que queremos para un futuro que no es ninguna ficción y donde podamos vivir que no es sobrevivir  y conseguir que las cosas cambien realmente de forma más equitativa y beneficiosa para todos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario