viernes, 17 de enero de 2014

Soledad, luces y sombras

 Uno de los miedos a los que frecuentemente nos enfrentamos como seres humanos es el miedo a la soledad. Quedarnos sin pareja, sin familia, sin amigos. Miedo a viajar solos, ya sea por lugares conocidos o más aún desconocidos. Es un miedo que en mayor o menor medida todos hemos experimentado en algún momento.

A veces este miedo llega a ser casi enfermizo y de hecho se puede convertir en una enfermedad, volviéndonos totalmente dependientes siendo una carga para los que nos rodean.

Actualmente muchos lo resuelven con una adicción a las redes sociales acumulando  centenares de amistades virtuales con las cuales están continuamente conectados y mantienen una relación que si bien no puede llegar a ser del todo satisfactoria, les ayuda a superar ese miedo a la soledad. Es una fuente de enorme malestar para algunas personas que con tal de no estar solas se enganchan con cualquier pareja que muy a menudo no les conviene y les hace  aún más infelices.

Todos ellos  se pierden una experiencia muy importante de nuestra vida ya que el hecho de superar ese miedo a la soledad nos hace sentirnos mucho más  fuertes, en esos momentos en que superamos el reto y realizamos cosas  en solitario, es cuando tomamos realmente consciencia del alcance de nuestro propio poder personal. La paz que podemos conseguir al encontrarnos a solas con nosotros mismos es algo realmente grande.

La soledad  bien asumida nada tiene que ver con una sensación de desolación, depresión o miedo, al contrario nos sentimos libres, podemos realmente crecer, tantear nuestras limitaciones y tomar conciencia de quien o qué somos realmente. Aprendemos a ser autosuficientes.

Por experiencia personal una de las cosas más agradables es la de viajar sola por algún país o ciudad desconocidos, algo que les recomiendo si quieren aprender a conocerse. Les sugiero que preparen el viaje para no perder de vista  ciertas medidas de seguridad, ayuda mucho si se conoce algún idioma y hoy con Internet es muy fácil encontrar todo tipo de información en la red y luego saltar a la aventura de viajar por la vida, es de lo más emocionante.

Una vez que uno aprende a sentirse bien consigo mismo, a ser autosuficiente, a partir de ese momento sentimos que somos capaces de cuidar de nuestras propias necesidades emocionales, que no “necesitamos al otro”, y que la relación sirve para compartir juntos una parte del camino de la vida aprendiendo el uno del otro, es más fácil relacionarse con los demás y mantener una relación de pareja satisfactoria. Y sobretodo se puede afrontar con ilusión y alegría la soledad.



2 comentarios:

  1. Una entrada muy enriquecedora, con unas fotos que ilustran de maravilla el mensaje.
    Besos y feliz fin de semana.

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