viernes, 8 de febrero de 2013

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

Todavía recuerdo a mi madre repitiéndome esa frase…
A nuevos tiempos nuevas palabras. Seguro que han oído hablar de la procrastinación, sí suena un poco fuerte, pero en el fondo no es otra cosa que el hecho de posponer las cosas para hacerlas más tarde.

A todos nos ha ocurrido experimentar resistencia ante una tarea árdua o complicada que requiere de toda nuestra atención cuando no estamos muy  predispuesto a ello, aunque sabemos que tarde o temprano tendremos que hacerlo o entregar ese trabajo. Finalmente, se nos echa el tiempo encima y cuando nos ponemos a ello aún a regañadientes,  nos damos cuenta de que no era para tanto…

El problema de posponer tareas está en que al amontonarse el trabajo, esa tarea que hemos ido relegado a más tarde, se convierte en una fuente de estrés que no deja de recordarnos lo que tenemos voluntariamente pendiente, interfiriendo seriamente en nuestro trabajo y demás actividades.

Es evidente que la vida sería más sencilla si hiciéramos las cosas cuando toca en lugar de procrastinar las tareas con su consiguiente efecto de tensión. De esta forma podríamos resultar más productivos y eficientes en nuestro trabajo y en nuestra vida en general.

Personalmente tengo por norma hacer primero lo fácil, con ello me refiero a resolver los asuntos que requieren poco tiempo y se pueden ir resolviendo sobre la marcha, por ejemplo,  responder  a vuelta de correo electrónico los mails que se van recibiendo.

Otras estrategias que uso son las siguientes:
Elaborar listas de tareas  según el grado de  prioridad o urgencia.
Si es posible dividir la tarea cuando ésta es muy compleja en varios pasos creando así una  sub-lista de tareas sencillas

Por supuesto que pocuro evitar distracciones mientras realizo la tarea, esto  consiste en :
·   Desconectarme de Internet
·   Apagar el teléfono o tenerlo alejado y en silencio
·   Preparar previamente todo el material que puedo necesitar para hacer el trabajo

Trabajar por períodos de tiempo de manera constante y concentrada, durante unos 25 o 30 minutos, tomando un descanso de 5 minutos a término de ese tiempo.

Motivarse: tener en mente la sensación de bienestar o tranquilidad que vamos a obtener cuando  completemos la tarea.

Todo esto forma parte de hábitos de organización que he descrito en varias anteriores entradas en este blog y que si los seguimos, poco a poco van a ayudarnos a modificar nuestra forma de pensar, llevándonos a ser más eficientes, perseverantes y sentirnos más relajados, disponiendo de más tiempo para aquellas cosas que nos encanta hacer por puro placer.




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