Siguiendo en la línea de lo que se comentó la pasada semana en cuanto a la realización de los propósitos, hoy vamos a ver de que forma podemos fomentar la motivación para seguir en ello y conseguir llevarlos hasta e final.
En primer lugar vamos a revisar nuestras metas y objetivos, ya que ello nos va a impulsar para mantener el interés en las acciones que estamos realizando. Pasada la primera etapa en la cual hemos invertido una importante cantidad de energía para romper con la inercia y empezar a caminar con miras a nuestro propósito, tendemos a volver al cabo de unos días o semanas a la zona de comodidad que hace que poco a poco nos dejemos llevar hacia una actitud más pasiva, anclados en la rutina del día a día y nos vamos olvidando de nuestro propósito.
Con el fin de mantener la motivación inicial, puede resultar de gran utilidad un pequeño ejercicio consistente en definir lo que realmente es importante para nosotros. Pero ¿cómo decidimos lo que es realmente importante en nuestra vida? Es conveniente considerar siempre lo más sencillo aquello que nos aporta una auténtica satisfacción, aquello que nos impulsa a actuar cada día casi sin esfuerzo, que nos procura un sentimiento de bienestar y hasta de felicidad. En eso debemos centrarnos porque es verdaderamente importante para nosotros.
Tomemos como ejemplo que lo que nos importa realmente es disfrutar de nuestra vida con una cierta calidad, ello implica al menos desde mi propia perspectiva: mantener un buen estado de salud, vivir nuevas experiencias, tener la oportunidad de conocer nuevos lugares y gentes, aprender nuevas cosas, sentirse a gusto con lo que hacemos tanto en lo personal como en lo profesional; para conseguir esto tendremos que cuidar la dieta, el sueño, hacer ejercicio, relacionarnos con nuestro entorno, dedicar un tiempo al estudio, la lectura, al pensamiento y/o la meditación, al ocio, procurar mantener una mentalidad positiva, tener paciencia y perseverancia, entre otras cosas... Con un poco de organización podemos conseguirlo.
Una vez que tengamos clara la meta es mucho más fácil seguir los pasos necesarios para mantener nuestra motivación, tenemos una orientación para seguir avanzando por las distintas etapas del camino que vamos recorriendo día a día de forma consciente.
En ese caminar, también es bueno pararse y reflexionar periódicamente sobre las etapas recorridas con el fin de valorar los resultados, el esfuerzo empleado, si es necesario hacer pequeñas modificaciones para mejorar el resultado y tomar impulso para la siguiente etapa.
De esta forma con el objetivo claro, actuando de forma consciente, dentro de un cierto orden, vamos construyendo y recorriendo nuestro destino, de otra manera tan solo nos dejamos llevar como un barco a la deriva y al final solo nos queda el recurso de quejarnos de nuestra mala suerte.
Qué motivo a la gata para subirse al árbol?
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