viernes, 5 de junio de 2015

Afrontando la desmotivación



Ocurre a veces que después de un tiempo de esfuerzos continuados, a punto ya de llegar a la meta, empezamos a flaquear, nos sentimos desilusionados, cansados y desmotivados, estamos a punto de tirar la toalla y de paso tirar por la borda horas, semanas, meses o incluso años de trabajo, estudio, esfuerzos que pueden quedar hechos añicos, pasando así de alcanzar una meta, como terminar una carrera o entregar un proyecto que puede marcar nuestra vida profesional, pasando así de conseguir un título, una ventaja que puede  dar lugar a una promoción a no tener nada en absoluto. Pero lo peor no es ya la perdida de esa meta sino la merma de nuestra autoestima que se produce siempre que dejamos algo sin terminar.

Veamos un poco como es este proceso: empezamos a experimentar un  sentimiento de confusión, de agobio, de caer en picado.

¡Sigamos adelante! es el momento de demostrarnos a nosotros lo que somos, hasta donde podemos llegar.

¿Pero cómo seguir adelante cuando  ya hemos perdido la motivación?
Moviéndonos sin parar, yendo paso a paso, de modo que un paso impulse a otro. En cuanto empezamos a avanzar nos vamos sintiendo mejor, nos vamos dando cuenta de que  podemos con ello, de que queremos avanzar más.

Nos vemos inmersos en la incertidumbre y el malestar, lo cual no suele ser muy agradable, pero sin embargo poco a poco nos damos cuenta que sin ello nunca conseguimos nada que merezca realmente la pena. Es el proceso de salida de nuestra zona de confort, es el que nos permite crecer. No lo hacemos con una meta concreta sino para aprender algo nuevo, porque ya estamos hartos de sentirnos mal y de lamentarnos. Queremos salir de esa alcantarilla en la que hemos caído. Seguimos adelante porque no queremos que  sea el miedo el que tome las riendas de nuestra vida y no queremos tirar la toalla cada vez que encontramos alguna dificultad, alguna forma de resistencia. Nos sentimos movidos por la curiosidad, queremos saber hasta donde  podemos llegar para conocernos mejor.

Hagamos una pausa y recordemos  lo que nos llevo a iniciar ese camino y en el fondo nos damos cuenta de que lo más importante no es la meta sino todo lo que hemos aprendido a lo largo del mismo y tomamos consciencia de lo bien que nos sentimos y de que sea lo que sea lo que nos propongamos podemos conseguirlo.

Así que  ánimo, sin miedo, adelante, a ponerse en marcha y a demostrarnos a nosotros mismos, que podemos hacerlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario