Un famoso maestro sufí fue convidado para dictar un curso en California. El auditorio estaba repleto a las 8 de la mañana - la hora señalada para comenzar – cuando uno de los asistentes subió al escenario:
“El maestro se está despertando ahora. Tengan paciencia”.
El tiempo fue transcurriendo y las personas fueron abandonando la sala. Al mediodía, el asistente volvió al escenario diciendo que el maestro daría su conferencia en cuanto terminara de conversar con una bonita joven que había encontrado. Gran parte del público se fue.
A las cuatro de la tarde el maestro apareció, aparentemente alcoholizado. Esta vez el resto del auditorio se marchó, quedando apenas seis personas.
“A vosotros os enseñaré”, dijo el maestro, dejando de representar el papel de borracho. “Quien desea recorrer un camino largo tiene que aprender que la primera lección es superar las decepciones iniciales”.
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