Los abusadores sexuales de menores siempre manipulan y amenazan a sus víctimas con males terribles (como si fuera poco lo que les están haciendo), que pueden recaer incluso sobre sus familiares, creándoles así un sentimiento de terror y de culpa que les obliga al silencio y conduce a un enorme sufrimiento. En los casos de sacerdotes pedófilos utilizan además el temor al castigo divino y eterno, que recaerá eso si, solo sobre el menor... Revelar la situación ante tal amenaza es prácticamente imposible para un niño que percibe que algo está mal, se siente avergonzado y aterrorizado. A pesar de todo, algunos han tenido el enorme valor de denunciarlo a sus padres, que en décadas pasadas, por lo que desgraciadamente he podido comprobar a lo largo de mi práctica profesional, no les creyeron o no le dieron importancia, incrementando con ello el sentimiento de desamparo de estos niños victimas de un delito mayor que nunca fue castigado y que les ha destrozado la vida. Incluso para colmo de cinismo algunos entre los cuales figuran cargos eclesiásticos, han hecho declaraciones diciendo que en parte la culpa es de los niños porque tienen actitudes provocadoras!!!
Me pregunto :
¿Acaso lo que no se dice, lo que no sale a la luz, no existe?
¿Porqué los embriones y fetos humanos de unas semanas tienen más valor o merecen mayor protección legal que la vida de los niños ya criados?
¿Porque al conocer los hechos no se han tomado inmediatamente medidas por parte de los responsables eclesiásticos para denunciar y castigar a los culpables desde hace años?
¿No debería ser juzgado el Papa por su delito de encubrimiento de sacerdotes pedófilos?
¿Será que para la iglesia católica el abuso sexual de menores es pecata minuta?
Me preocupa que en el siglo XXI, en la era de Internet en la que todo se sabe al momento, todavía existan en occidente organizaciones de poder privilegiadas, que están por encima del bien y del mal, por encima de la ley, que además tratan de manipular las leyes que rigen las vidas de los ciudadanos, manteniendo la doble moral para evitar que esas mismas leyes no se les apliquen a ellos, amparándose en la fe y una supuesta ley divina que interpretan a su antojo y conveniencia.
¡Ya está bien de bulas y sino que venga Dios y lo vea!
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