Recientemente se está hablando
mucho de la capacidad de realizar multitareas, lo cual equivale a hacer muchas
cosas a la vez, actividad en la cual
parece que somos expertas las mujeres… y por otra parte de la facilidad
con la cual nos distraemos o dispersamos nuestro pensamiento debido a la
avalancha de información y actividades que podemos desarrollar mediante las
nuevas tecnologías con Internet y las diversas redes sociales.
No pretendo demonizar las nuevas
tecnologías ya que bien usadas son muy útiles, pero teniendo en cuenta que
todos en mayor o menor medida sufrimos ahora de lo que podría llamarse
“Síndrome de Distracción” que nos impide
hacer todo lo que queremos o tenemos que hacer, podemos ir aplicándonos
estas sugerencias :
No es difícil comprobar que ambas
cosas son reales y pueden darse según
el tipo de actividad que manejamos. Afortunadamente como toda sombra
tiene su luz, se está imponiendo un remedio para esto, se trata del
Mindfullness, una forma de cortar con esta tendencia a la dispersión y
centrarnos en el presente,
mediante ciertas técnicas meditativas que se pueden llevar a cabo a lo largo
del día de forma sencilla si bien esto requiere compromiso, atención y perseverancia.
1. Darnos cuenta de que sufrimos ese
problema que nos lleva a dejar volar nuestra mente de una actividad a otra.
Jung solía decir que el hecho de reconocer un problema ya suponía parte de su
solución.
2. Averiguar cual es nuestra principal
distracción. ¿Que cosas nos atraen compulsivamente? y reconocer ¿de que nos permiten huir?
3. Empezar a centrarnos en las tareas por
hacer y elegir una de ellas. Podemos tener toda una lista de actividades
que tenemos que hacer, y que nos llevan a saltar de una a otra. Empecemos por
una sola.
4. Eliminar distracciones. Cuando nos
disponemos a trabajar sobre el tema elegido, cerramos todos los demás programas
que no necesitamos para ello, si es preciso incluso desconectarse de Internet,
silenciar el teléfono, cerrar el correo, FaceBook, Twitter y demás mensajes ó avisos,
etc… para poder centrarnos exclusivamente en lo que estamos haciendo.
5. Usar una alarma cada 15, 20 ó 30 minutos,
(lo que nos resulte más cómodo) durante ese tiempo nos centramos en lo que
estamos haciendo, si terminamos antes de que suene la alarma pasamos a la
siguiente tarea, pero evitamos pasar a alguna de las distracciones que hemos
reconocido al principio.
6. Observar como la mente intenta huir hacia
esas distracciones. Es normal, forma
parte del “Síndrome de Distracción”. Sentimos el impulso de ir hacia ellas. Nos
sentimos incómodos con la concentración, confusos, puede que incluso asustados
por la dificultad. No pasa nada, podemos con ello. Ese temor es lo que nos
empuja hacia la distracción. No lo tengamos en cuenta, es solo un pensamiento.
Dejémoslo pasar. Sigamos con nuestro
trabajo.
7. Tomar un respiro. Cuando suena la
alarma, volver a ponerla para 5 ó 10 minutos y hacemos un descanso durante el
cual podemos pasar a dedicarnos a alguna de esas distracciones, pero tan pronto
como suene la alarma, lo dejamos y volvemos al trabajo durante otros 20 o 30
minutos. El hecho de tomarnos un respiro de esta forma nos permite aliviar la
tensión y el temor, pero de una forma controlada, evitando así que nos pasemos
el día distraídos y haciendo que nuestro trabajo resulte más productivo.
Podemos
intentarlo aunque sea por un día y ver los resultados. Esto también es de
alguna manera una práctica meditativa. En realidad es una meditación
productiva.
(inspirado de Leo Babauta – Zen Habits)
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