En estos días me gusta elucubrar
y jugar a interpretar el lenguaje simbólico del nuevo año. Hemos dejado atrás
un año muy difícil para muchos, el 2013, marcado por un número supuestamente
fatídico, es verdad que según el simbolismo numérico el 13 suele ser un número
de desintegración, pero por aquello de que nada desaparece sino que se
transforma, el 13 también es un año marcado por la necesidad de un renacer, a
menudo de nuestras propias cenizas.
Hemos vivido momentos difíciles,
durísimos recortes que nos han dejado a todos bastante tocados, una avalancha
de noticias vergonzosas que han puesto de relieve la mala gestión y el abuso en
la utilización de los recursos económicos del país por parte de dirigentes
políticos y agentes sociales de todos los colores, carentes de ética y
honestidad, Hemos asistido atónitos a fallos jurídicos incoherentes cuando no
claramente injustos, sin que nadie muestre la suficiente dignidad para dimitir
o devolver lo que han desviado a sus propias cuentas a pesar de reconocer,
algunos, los hechos o incluso
alardeado de ellos. Todo esto ha dado lugar a una pérdida drástica de
los derechos del pueblo, con repercusión directa en su bienestar de carácter
social y particular, ahogándonos en una terrible sensación de desesperación e
impotencia. Por otra parte cuando nos asomamos a la ventana del mundo, vemos
que en los demás países las cosas no están mucho mejor.
Desde las altas esferas del poder
nos auguran ahora el inicio de una mejoría a partir de este año 2014, yo quiero
creerlo, aunque no se vean actitudes o medidas que nos traigan muchas
esperanzas. Eso sí pronto llegaran tiempos de elecciones nuevamente
escucharemos cantos de sirenas y ¿volveremos a sucumbir a sus encantamientos? O
reaccionaremos y les quitaremos nuestro apoyo a todos ellos ahogándoles para
que no nos tomen el pelo otra vez más, obligándoles con nuestro NULO, a que ninguno consiga un
número mínimo de votos para poder
seguir en el poder y obligarles
a un cambio.
En cuanto al simbolismo del 14 es
sinónimo de templanza, de moderación, de sobriedad, pero implica también un
punto de inflexión que marca el inicio de un nuevo equilibrio, un orden
orientado hacia una mejoría consciente y siguiendo con el símbolo, si sumamos
todos los números de este año obtenemos un siete, número mágico por excelencia,
que puede simbolizar la capacidad de entrar en un nuevo camino en el cual
podemos encontrar numerosas oportunidades de alcanzar nuestros objetivos, en
una palabra de realizarnos, si somos capaces de ser tenaces y resolutivos.
Todo depende de nosotros, de nuestra actitud ante las circunstancias que
se presentan en nuestra vida, de tomar conciencia individualmente de nuestro
poder, para que unidos
podamos lograr un cambio.
Mensaje de ánimo para entrar con fuerza y coraje en el año que comienza.
ResponderEliminar