Cuenta una historia taoísta que un anciano cayó accidentalmente en los
rápidos del río llevándolo a una alta y peligrosa cascada. Los espectadores
temieron por su vida. Milagrosamente, salió vivo e ileso, río abajo al final de
la cascada.
La gente le preguntó cómo logró
sobrevivir. “Yo me adapté al agua, no el agua a mí. Sin pensar, me dejé moldear
por el agua. Hundiéndome en la corriente, salí con la corriente. Así es cómo
sobreviví”.
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