A lo largo de esos doce meses
puede haber ocurrido de todo, desde lo mejor hasta lo peor, en estos casos el
paso del tiempo puede ser como un rodillo que a veces nos cambia la vida para
siempre. Para los que vivimos esa situación, en estas fechas llevamos muy mal
las ausencias de seres queridos que ya no volverán y que toman
forma en los recuerdos de momentos irrepetibles que reabren heridas y nos
arrastran hacia un agujero negro ahogándonos un año más en el dolor.
El ambiente festivo y de
frenético consumismo que nos asalta en cuanto salimos del remanso de paz de
nuestra casa, nos obliga a vivir una especie de esquizofrenia controlada, ajenos
a todo ello, ávidos de paz y de silencio en estos momentos para recordar la película de nuestros recuerdos, nos sentimos fuera de ese mundo incoherente que los demás viven
con un optimismo a menudo ficticio como un enfermo bipolar en su fase maníaca
antes de caer en la fase depresiva al iniciarse el nuevo ciclo y afrontar el inicio de un nuevo año.
Con la llegada del nuevo ciclo, regresamos a la normalidad, vuelve la paz, el silencio a nuestro alrededor, con
la rutina que hace más llevadera la herida, al menos hasta la próxima Navidad.
Poco a poco nos reinventamos, con la ayuda de los seres queridos que nos rodean
y nos apoyan, nos esforzamos por vestirnos un nuevo traje que adornamos con
algunas nuevas ilusiones y proyectos que nos van a iluminar el trayecto durante
estos nuevos 12 meses.
Para este nuevo ciclo pido paz,
salud y fuerza de voluntad para seguir adelante disfrutando del afecto de los
que nos rodean. Lo mismo os deseo a todos.
Un cariñoso saludo.
Françoise
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