Vivimos en una sociedad que
fomenta el hedonismo y sobre todo, el pensamiento positivo a ultranza, lo cual a mi juicio
es bastante nefasto, ya que nos aleja de la realidad, y cuando esta se concreta incrementa la frustración tanto a nivel persona, como social. Es verdad que un toque de optimismo y de esperanza nunca viene mal, pero eso de pensar que por centrarnos exclusivamente en lo positivo todo se va a solucionar... bajemos de la nube.
Por otra parte, ser introvertido se considera casi un trastorno de personalidad, pues si hay una cosa que rechaza el ser humano, esa es la soledad. Todo nos empuja a estar siempre inmersos en la cacofonía de ruido y actividades que nos envuelve, ya sea real o virtual. Nos dicen que estar solo no es bueno, que tenemos que salir, relacionarnos con gente, conocer a otras personas e interactuar constantemente. Pero nos olvidamos que esta conducta de distracción o dispersión constante puede terminar por alejarnos de algo esencial.
Por otra parte, ser introvertido se considera casi un trastorno de personalidad, pues si hay una cosa que rechaza el ser humano, esa es la soledad. Todo nos empuja a estar siempre inmersos en la cacofonía de ruido y actividades que nos envuelve, ya sea real o virtual. Nos dicen que estar solo no es bueno, que tenemos que salir, relacionarnos con gente, conocer a otras personas e interactuar constantemente. Pero nos olvidamos que esta conducta de distracción o dispersión constante puede terminar por alejarnos de algo esencial.
Todos necesitamos de momentos de
introspección que solo se pueden realizar en soledad, pues en ella reside un
auténtico tesoro, ya sea en silencio o escuchando algo de música, nos permite
contactar con esa persona tan importante para nuestra salud mental que somos
nosotros mismos, pensar, meditar, recordar, asimilar, soñar y también crear, o debería decir,
crearnos a nosotros mismos, alejados de la contaminación del ruido ajeno,
de los juicios, de los cotilleos, etc…
El fomentar momentos diarios de
soledad, de paz, nos permite volver a centrarnos, cuando los acontecimiento de nuestra vida o el
ruido del mundo nos rompe, nos hace perder el equilibrio, nos confunde y nos
agota. Es un ejercicio muy necesario para poder regresar más adelante sanados y
fortalecidos, capacitados para acercarnos y socializar con los demás cuando apetece o es
necesario, para escucharlos, ayudarlos o simplemente compartir y disfrutar unos
momentos juntos.
Françoise M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario