Hace poco leí esta frase que
me pareció genial :
“La felicidad no viene de no
tener problemas, la felicidad viene de solucionar los problemas.” ¡Y que verdad
es! Y que ajeno a ese concepto ilusorio que se tiene con frecuencia de la
felicidad cuando pensamos que ésta nos la tiene que proporcionar otro, o tiene que llegar por un golpe de
suerte.
No hay
nada como el subidón de autoestima que produce el superar un problema y cuanto
más grande el problema, mayor es el
subidón al sentir esa descarga de endorfinas que nos transporta a un estado
cercano a la “gracia divina” y que nos anima a afrontar nuevos problemas.
Yo
prefiero llamarlos retos, pues cada vez que superamos algún problema, lo cual
requiere una lucha y un esfuerzo, experimentamos una sensación de euforia y
amor propio que hace que nos valoremos y confiemos más en nosotros mismos y en
los demás, haciéndonos ver las cosas desde un punto de vista benévolo, que nos
abre más hacia el mundo y los demás.
No se
puede comparar la satisfacción de aquello que nos viene dado, por muy grato que
resulte, de lo que hemos conseguido con esfuerzo y tesón, lo uno nos mantiene
en un estado irreal y nos hace dependientes y expectantes de algo ajeno y lo
otro nos fortalece y nos hace madurar.
Françoise
M.
Es verdad. El placer lo encuentra uno cuando con el esfuerzo superas el problema que tienes por delante.
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