Puede que haya una manera de
aprender a dejar de querer que los demás no sean tal como son, aunque nos
parezca que no resulta fácil.
Me explico: Todos en algún
momento nos sentimos frustrados por la forma de ser o actuar de otros. Queremos
que nuestros hijos hagan ciertas cosas de una determinada manera, que nuestra
pareja sea más o menos de tal forma, que nuestros amigos cambien algunas
costumbres, que nuestros familiares adopten hábitos más saludables, que los demás sean menos bordes, etc…
¿Qué podemos hacer al respecto?
Realmente no podemos hacer nada. Está fuera de nuestro control. No se puede
cambiar a los demás, ni que hagan lo que nosotros queremos que hagan. La
alternativa si bien puede resultar difícilmente aceptable para muchos consiste
en dejar que los demás sean y vivan como quieran, aunque nos moleste.
Para ello aquí tenemos algunas
cualidades que podemos ir cultivando:
- Recordar que no podemos controlar a los demás.
- Recordar que los demás tienen derecho de vivir sus vidas a su antojo
- Ver siempre lo bueno que hay en los demás
- Soltar la idea de que nos produce frustración
- Darnos cuenta de cuando los demás se están poniendo molestos es porque están enfrentándose a dificultades así que procuremos empatizar con ellos, poniéndonos en su lugar.
- Recordar los momentos malos por los que hemos pasado nosotros mismos, períodos de cambios difíciles que nos han producido malestar.
- Hacer lo que podamos para ayudarles, prestarles atención para que se sientan escuchados y aceptados.
A veces por muchos y variados
motivos hacer esto nos cuesta mucho, pero cuando empezamos a hacerlo, nos ayuda
a sentir menos frustración, a sentirnos más abiertos, ello mejora nuestras
relaciones y ayuda a que los demás se sientan también mejor.
Deseo y espero que podamos hacerlo.
Inspirado por Leo Babauta
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