Un profesor solía agredir al monje Chu Lai, pues no creía
en nada de lo que éste decía. Sin embargo, la mujer del profesor era seguidora
de Chu Lai, y le exigió a su marido que fuese a pedirle disculpas al sabio.
Disgustado, pero sin valor para contrariar a su mujer, el
hombre se acercó hasta el templo y murmuró algunas palabras de arrepentimiento.
-Yo no te perdono – dijo Chu Lai – Vuelve a tu trabajo.
La mujer se quedó horrorizada.
-Mi marido se humilló, y usted, que se dice sabio, ¡no fue
generoso!
Respondió Chu Lai:
-Dentro de mi alma no hay ningún rencor. Pero, si él no
está arrepentido, es preferible que reconozca que me tiene rabia. Si yo hubiese
aceptado su perdón, estaríamos creando una falsa situación de armonía, lo que
aumentaría más aún la rabia de su marido.
Según Paolo Coelho
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