Dentro de unos días celebraremos
una vez más la Navidad. Una fecha empañada de emoción que trae hasta nuestro
presente recuerdos del pasado.
Por experiencia propia, pues ya
son muchas las navidades vividas, sé que cada uno vive la navidad como puede,
algunas veces se presentan muy
dulces, cálidas, llenas de ilusión, sin preocupaciones y rodeadas de
seres queridos, otras son más tristes cuando alguno falta o uno se encuentra
solo en tierra extraña y se empaña todo de añoranza, cuando no de tristeza,
otras son francamente alegres, despreocupadas y divertidas y otras son
sencillamente lúcidas tratando de contener los impulsos que nos incitan al
consumismo y disfrutando de unos días de reencuentro en un ambiente familiar en
los que se comparten emociones, sentimientos, recuerdos en veladas cálidas con
familiares y amigos.
Ya sabemos que la Navidad es una
tradición y en nuestra cultura es para muchos una imposición, parece que
durante esos días tenemos la obligación de sentirnos felices, festejar y
consumir más de la cuenta, pero ¿Cuál es el simbolismo de esta celebración?
Lo que simboliza la Navidad es un
nacimiento, para los cristianos es el Nacimiento del niño Jesús, que la iglesia
católica situó en esa fecha allá por el siglo tercero de nuestra era,
aprovechando una festividad pagana mucho más antigua en la que se celebraba el
culto al sol con su renacimiento en el solsticio de invierno, al ser éste el
día más corto del año y a partir del cual los días se empiezan a alargar y con
ello es mayor la presencia del sol, esta tradición se encuentra
presente en muchas culturas
a lo largo del mundo antiguo.
No cabe duda que actualmente esta
fecha ha perdido mucho de su sentido sagrado y sobretodo se fomenta la
costumbre de hacer regalos, que por cierto fue implantada por los romanos cuando
celebraban por estas fechas las saturnalias.
En cualquier caso, a estas
alturas del siglo XXI y tal como están las cosas, creo que sería bueno para
todos nosotros madurar y desarrollar un auténtico sentido espiritual libre de
las limitaciones de cualquier credo que no precise marcar ninguna fecha en un
calendario para experimentar la necesidad de compartir, ayudar, experimentar
belleza y amor, pues sencillamente se trata de una oportunidad que surge,
cualquier día del año, en cualquier momento y tenemos que estar dispuestos a
responder sin necesidad de estrellitas, ni magia, simplemente estar abiertos,
atentos, conscientes, aquí y ahora.
Así que para cuando se os
presente, os deseo a todos una Feliz Navidad!
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