Todos sabemos lo frustrante, molesto y a veces desquiciante que puede llegar a ser convivir con algunas personas de hábitos, actitudes, pensamientos o comportamientos que chocan con nuestra forma de ser y estar, cuantas veces hemos deseado o incluso intentado cambiarlos, sin éxito desgraciadamente.
Y es que nadie quiere que le
cambien sus costumbres ni su vida por muy aberrantes, insanas o inadaptadas que
nos resulten. Sin embargo, lo que sí podemos cambiar son :
Nuestras reacciones a su conducta, por ejemplo, si esta nos resulta
molesta, podemos centrarnos en buscar el lado bueno de esa persona, sus
cualidades, en lugar de centrarnos en sus defectos y también podemos cambiar
nuestras expectativas sobre ella.
En lugar de pretender cambiarla
podemos proponerle algún tipo de ayuda,
mostrarle con nuestra conducta algo que pueda servirle para reaccionar en un
sentido positivo, pero sin exigirle que lo haga… a veces funciona.
Ser un ejemplo, si no sentimos incómodos por alguien que muestra
siempre cara de enfado, en lugar de devolverle la misma cara, seamos amable,
mantengamos la calma y una actitud cariñosa co esa persona.
Probemos también a cambiarnos nosotros mismos ¿no es nada fácil,
verdad? Probemos a cambiar la dieta o la forma en que reaccionamos ante los
demás, por supuesto que es factible, pero bastante desagradable. Entonces, si
no es fácil cambiarnos a nosotros mismos, como vamos a esperar cambiar a otros
y sentir frustración si no lo
hacen… ¿Porqué tendrían que cambiar los demás y nosotros no? ¿No sería más
fácil adaptarnos a la realidad del mundo que nos rodea en lugar de esperar que
el mundo se someta a nuestros deseos?
Centrémonos pues en estos aspectos en lugar de intentar cambiar a
los demás, nos sentiremos mucho mejor, y nuestra relación con los demás
también mejorará. Realmente merece
la pena.
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