Todavía recuerdo a mi madre
repitiéndome esa frase…
A nuevos tiempos nuevas palabras.
Seguro que han oído hablar de la procrastinación,
sí suena un poco fuerte, pero en el fondo no es otra cosa que el hecho de
posponer las cosas para hacerlas más tarde.
A todos nos ha ocurrido
experimentar resistencia ante una tarea árdua o complicada que requiere de toda
nuestra atención cuando no estamos muy
predispuesto a ello, aunque sabemos que tarde o temprano tendremos que
hacerlo o entregar ese trabajo. Finalmente, se nos echa el tiempo encima y
cuando nos ponemos a ello aún a regañadientes, nos damos cuenta de que no era para tanto…
El problema de posponer tareas
está en que al amontonarse el trabajo, esa tarea que hemos ido relegado a más
tarde, se convierte en una fuente de estrés que no deja de recordarnos lo que
tenemos voluntariamente pendiente, interfiriendo seriamente en nuestro trabajo
y demás actividades.
Es evidente que la vida sería más
sencilla si hiciéramos las cosas cuando toca en lugar de procrastinar las
tareas con su consiguiente efecto de tensión. De esta forma podríamos resultar
más productivos y eficientes en nuestro trabajo y en nuestra vida en general.
Personalmente tengo por norma hacer primero lo fácil, con ello me
refiero a resolver los asuntos que
requieren poco tiempo y se pueden ir resolviendo sobre la marcha, por
ejemplo, responder a vuelta de correo electrónico los
mails que se van recibiendo.
Otras estrategias que uso son las
siguientes:
Elaborar listas de tareas
según el grado de prioridad
o urgencia.
Si es posible
dividir la tarea cuando ésta es muy compleja en varios pasos creando así
una sub-lista de tareas sencillas
Por supuesto que pocuro evitar distracciones mientras realizo
la tarea, esto consiste en :
· Desconectarme de Internet
· Apagar el teléfono o tenerlo alejado y en
silencio
· Preparar previamente todo el material que puedo
necesitar para hacer el trabajo
Trabajar por períodos de tiempo de manera constante y concentrada, durante unos 25 o 30 minutos, tomando un descanso de 5 minutos a término de ese
tiempo.
Motivarse: tener en mente la sensación de bienestar o tranquilidad
que vamos a obtener cuando
completemos la tarea.
Todo esto forma parte de hábitos
de organización que he descrito en varias anteriores entradas en este blog y que si los
seguimos, poco a poco van a ayudarnos a modificar nuestra forma de pensar,
llevándonos a ser más eficientes, perseverantes y sentirnos más relajados,
disponiendo de más tiempo para aquellas cosas que nos encanta hacer por puro
placer.
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