Pasada la euforia de las fiestas, los encuentros, reencuentros, visitas, salidas, regalos, etc… ya entrados en enero, tratando de subir la penosa cuesta, nos vemos inmersos de nuevo en la rutina…
La rutina esa palabra y/o situación tan temida por unos que hacen cualquier cosa por evitarla y deseada por otros que se refugian en ella en busca de seguridad. Es curioso, su significado implica repetición ó hábito al hacer las cosas de forma mecánica o al menos sin necesidad de ponerle mucha atención.
Es evidente que en muchos casos esto es sinónimo de aburrimiento, falta de motivación, y hasta de inconsciencia… según a qué tipo de actividades se aplique puede llegar a ser terriblemente destructivo y peligroso, me refiero aquí en algunas relaciones por ejemplo, o en algunas actividades de trabajo… Sin embargo otras veces es necesario, casi bienvenido, cuando se trata de realizar algo necesario e ineludible, como un ejercicio físico o también en el caso de algunas personas enfermas o mayores les sirve como puntos de referencia a lo largo del día que les producen sensación de seguridad.
Como no hay nada que sea totalmente bueno o malo, blanco o negro, cada uno tiene que encontrar su matiz, saber en qué casos la rutina es conveniente o no.
Este es un buen ejercicio tratar de centrarse en darse cuenta de lo que hacemos de lo que ocurre, de lo que sentimos y percibimos cuando hacemos alguna tarea rutinaria. Podemos probarlo para tratar de sentirnos más vivos en esos momentos, ¿qué les parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario