Cuenta una leyenda
japonesa que cierto monje, entusiasmado por la belleza del libro chino Tao Te
King, decidió recolectar fondos para traducir y publicar aquellos versos en su
lengua patria. Tardó diez años en conseguir el dinero suficiente.
Fue entonces que una peste asoló su país, y el monje resolvió usar el dinero para aliviar el sufrimiento de los enfermos. Pero en cuanto la situación se normalizó, de nuevo se dedicó a recaudar la cantidad necessaria para publicar el Tao.
Pasaron otros diez años, y cuando ya se preparaba para imprimir el libro, un maremoto dejó a centenares de personas sin hogar.
El monje nuevamente gastó el dinero en la reconstrucción de casas para los que habían perdido todo. Pasaron otros diez años, volvió a recolectar dinero, y finalmente el pueblo japonés pudo leer el Tao Te King.
Dicen los sabios que en verdad este monje hizo tres ediciones del Tao: dos invisibles y una impresa. Él mantuvo la fe en su objetivo sin dejar de prestar atención a sus semejantes.
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