Miro de reojo y la veo, pegada a mi, caminar bajo el sol.
A veces va por delante y otras va por detrás.
Siempre me acompaña.
Aunque también está dentro,
Y la siento como un desgarro, cuando algo me hiere o me molesta.
Entonces me enfrento, luchamos, discutimos.
La rechazo, intento acallarla, pero ella insiste, implacable.
Finalmente me rindo y la acepto. Ella siempre tiene razón.
Nos abrazamos y reímos en la luz.
Nos abrazamos y reímos en la luz.
Françoise M.
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