(Para Chema)
Un maestro zen le pidió a su
discípulo que limpiara el jardín del monasterio. El discípulo limpió el jardín
y lo dejó en un estado impecable. El maestro no quedó satisfecho. Le mandó
hacer de nuevo la limpieza una segunda vez, luego una tercera. Desalentado, el
pobre discípulo se quejó:
- Pero, maestro, no hay
nada más que poner en orden, ¿que limpiar en este jardín? ¡Todo está hecho!
- Falta
una cosa – respondió el maestro.
Sacudió un árbol y algunas
hojas se desprendieron, tapizando el suelo.
- Ahora el jardín está
perfecto – concluyó.
Maestro: El orden perfecto
sólo existe al lado del desorden. El orden total en un jardín mata el jardín.
Es verdad que hay que dejar algunas cosillas sin orden.Esque asi se ven en primera linea para no olvidarlas.Une bise.
ResponderEliminar(Para Françoise )
ResponderEliminarViva el caos.
(Para Françoise )
ResponderEliminarViva el caos .