Es la capacidad de basarnos en razones irracionales para tomar decisiones… Hasta hace bien poco fue una facultad denostada y reprimida, sin embargo, la ciencia nos está diciendo ahora que no es tan malo el usarla y de hecho lo hacemos cada vez con más frecuencia, ya que nos permite ahorrar tiempo en nuestro sinfín de toma de decisiones en el día a día.
Ante la duda a la hora de tomar una decisión importante, sugerimos desde la psicología, madurar los hechos e incluso hacer listas con los pros y los contras, aunque cada vez con más frecuencia parece que nuestro cerebro se deja guiar por la intuición, y las cosas no salen tan mal…
Resulta que a veces es mejor ante una duda tener solo parte de la información y no darle demasiadas vueltas ya que nuestro cerebro tiende a escoger de forma innata aquello que conoce o le resulta familiar … o sea un atajo.
Se basa en lo que se llama cognición heurística, resumiendo se trata de unos principios sencillos que ignoran la información y seleccionan tan solo un par de buenas razones, siempre y cuando estas sean realmente de peso.
El cerebro responde a unas reglas generales aprendidas a lo largo de miles de años de nuestra evolución y que se han instalado en la mente de la especie humana y rigen muchas de nuestras elecciones y conductas haciendo que ya no nos tengamos que plantear ciertas situaciones o elecciones que nos permiten sobrevivir y seguir nuestro camino, haciendo que situaciones que pudieran ser consideradas como molestas se conviertan en algo que no se cuestiona y es pasado por alto, como el amor materno o paterno, que hace que cuidemos de nuestros hijos haciendo así que sobreviva la especie, por ejemplo, o la elección de una pareja en la cual nos dejamos llevar por los impulsos del corazón, más que de la razón.
La mayoría de las decisiones importantes las tomamos de forma intuitiva y no por falta de elementos entre los que elegir, simplemente porque nuestro cerebro elige lo que conoce o reconoce como vemos en la mayor parte de nuestras interacciones sociales.
Esto también ocurre en nuestras decisiones a la hora de elegir un partido político o de comprar cualquier producto, ya que la publicidad se nutre de ello y si se fijan hay muchos partidos políticos que a pesar de no ofrecer un proyecto de gobierno interesante son ampliamente votados, tienen sus seguidores y saben que hagan lo que hagan les van a seguir votando… lo mismo ocurre con algunas marcas que viven de éxitos anteriores y al lanzar un nuevo producto no hablan del producto y centran su publicidad sencillamente en el renombre de la marca.
Lo que ocurre es que tendemos más a decidir en función de lo que creemos o queremos ver que en lo que vemos realmente.
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